Artículo de Juan Parra, Presidente DXC Technology España y Portugal.
2020 ha marcado un punto de inflexión profundo tanto en nuestras vidas personales como en nuestras organizaciones. Seguramente necesitaremos perspectiva para asimilar todo el impacto que se está produciendo, tomar consciencia de todos los cambios que han sucedido en estos últimos meses y aprovechar la oportunidad de reaprender maneras, costumbres y funcionamiento de todo el potencial sobre una nueva forma de relacionarse y de trabajar. Lo realmente importante, las personas, han guiado nuestra resolución en la toma de decisiones de empresa. Con todo, el final del año 2020 nos ha dejado una positiva sensación de estar superando una crisis para la que no había manual escrito o instrucciones que seguir.
Desde la empresa hemos contribuido a un liderazgo más humanista y social, atendiendo al propósito de la compañía, combinando y desarrollando las fortalezas de las personas, manteniendo conversaciones cruciales, fomentando la empatía, el pensamiento crítico y la resolución de problemas, haciendo del trabajo una forma de realización personal, de expresión de las inquietudes de nuestros colaboradores.
Nuestra forma de trabajar y colaborar se ha transformado por completo. Estamos incorporando nuevas herramientas a nuestra cotidianidad, incrementamos de forma tangible nuestra agilidad y productividad, a la vez que asimilamos el impacto social que produce la posibilidad de trabajar desde cualquier lugar y se consolidan nuevas formas de organización. La transformación digital ya ha llegado al puesto de trabajo, con importantes retos en ámbitos como la ciberseguridad, pero con futuros avances de la mano de la automatización y la inteligencia artificial.
Mayores fortalezas
Las empresas han descubierto en este escenario sus puntos débiles y están corrigiéndolos para mejorar su resiliencia y aumentar su diversificación. Se ha incrementado el ritmo de modernización de las infraestructuras y aplicaciones, poniendo énfasis en la reducción de la deuda tecnológica acumulada en sus entornos críticos, y acelerado en la adopción de metodologías ágiles para asegurar el retorno de las inversiones que se realizan.
Cada sector industrial o económico está preparándose para salir de la crisis con más fortalezas, bien evolucionando la madurez de su analítica de datos para predecir resultados y optimizar sus operaciones, bien haciendo llegar sus servicios y productos a más consumidores, o aplicando la innovación para implantar nuevos modelos de negocio. El esfuerzo no solo se está orientando en mejorar la competitividad, sino también aspectos como la sostenibilidad o el equilibrio social han subido escalones en la agenda. El sector tecnológico es el motor de la aceleración de este cambio y transformación.
Pero las dificultades y obstáculos son muchos y requieren gran atención. En el ámbito de la ciberseguridad, crece la amenaza, que cada vez es más sofisticada y dañina. Grandes empresas de nuestra región han visto comprometidas sus operaciones de forma grave, lo que nos obliga a una revisión completa de nuestras políticas y cultura de seguridad. Los mecanismos de recuperación deberán ser más robustos y de mejor diseño que los ya implantados.
¿Cómo afrontamos 2021? Con optimismo. Estamos convencidos de que se ha creado un espíritu de colaboración y responsabilidad que se mantendrá y forjará una cultura de mayor proximidad, aunque en muchos casos sea una proximidad virtual.
22a Festibity
Maig de 2025